El envejecimiento poblacional en Chile avanza cada vez más, así como también el número de personas en situación de discapacidad. Los índices de dependencia en la vejez aumentan según el tramo etario, y una de las consecuencias de la transición demográfica es el envejecimiento de la vejez, siendo cada vez más las personas de edades más avanzadas (Kornfeld, González y Massad, 2003).
Según los datos de la encuesta CASEN (Ministerio de Desarrollo Social, 2017), un 14,4% de las personas mayores de 60 años tienen algún grado de dependencia, lo que deja de manifiesto a más de 200.000 personas en el país que podrían requerir ciertas acomodaciones para poder participar socialmente, tanto en el plano relacional, como en el organizacional y el físico (Raymond y Grenier, 2015; Raymond, Grenier y Hanley, 2014; Raymond y Grenier, 2016). Como se presenta en la tabla a continuación, esto presenta un mayor impacto a medida que se avanza en la edad.
Más allá del plano demográfico, es importante entender que la discapacidad en la vejez presenta diferentes significados sociales y culturales que influyen en las dinámicas de discriminación e inclusión. Estos significados impactan tanto en la valorización social y la construcción de relaciones, como también en la configuración de la propia identidad y emocionalidad de las personas mayores con discapacidad (Arroyo y Salas, 2013).
Si bien las experiencias de discapacidad en la vejez dependen enormemente del contexto en el que vivan las personas, poco se conoce, en términos empíricos, sobre esta diversidad (Fuentes-García, Sánchez, Lera, Cea y Albala, 2013). Las limitaciones funcionales, participativas y relacionales que pueden generar las situaciones de discapacidad no se manifiestan de igual forma para todas las personas, sino que se ven cruzadas por factores como el género, territorio, condición económica, redes de apoyo, contexto cultural, entre otros.
A raíz de lo anterior, se vuelve fundamental indagar en las experiencias de este grupo poco visibilizado socialmente, de manera de comprender cuáles son sus circunstancias actuales de vida, sin caer en una homogeneización. El énfasis en la participación social puede ser una contribución importante para avanzar hacia una consideración de este grupo como agentes sociales, cuestionando así las lógicas de exclusión y discriminación vigentes hoy en día.