Silvino tiene 93 años y se mudó a Santiago desde Hierbas Buenas cuando tenía apenas 22.
Recuerda que su primer trabajo fue ayudando a su papá a mantener una porción de tierra que un terrateniente les prestaba como moneda de cambio por trabajarle el campo. La primera vez que pudo juntar plata se compró un caballo.
Cuando tenía 25 años se casó y tuvo 5 hijos. Silvino nos cuenta que uno de sus hijos falleció hace algún tiempo y sus ojos se llenan de lágrimas.
Pintar y dibujar son sus principales actividades de esparcimiento y relajación. Sin dejar de pintar, nos dice que aún planea vivir muchos años más para así poder cuidar a su pareja actual.