Tiene 88 años y vive en el barrio Yungay desde finales de los 60 en un departamento del que es propietaria. María Rosa nos cuenta que el hecho de no tener que pagar un arriendo todos los meses le genera mucha tranquilidad. También se alegra de no tener problemas de salud. Se mantiene en buen estado y sólo tuvo que operarse de la vista una vez.
Viene de una familia de 5 hermanos y nos cuenta que fueron todos criados por separado. María Rosa piensa que tal vez ese fue el motivo por el que nunca hayan sido muy unidos. Debido a que su infancia fue muy difícil, prefirió no tener hijos y así evitar que eso se repita para alguien más.
Durante su infancia, no hubo nadie que pudiera ocuparse de mandarla al colegio, por esto no recibió educación formal. En lugar de eso, se formó a sí misma aprendiendo de su cotidianidad y de las personas para las que trabajaba como nana. Así fue como moldeó su conducta y sus hábitos futuros.
Aunque es amable y de risa fácil, María Rosa dice de sí misma que es un poco huraña y que por eso le gusta más estar sola. Cree que le cae mal a las personas porque es muy perfeccionista y la encuentran “pesada”. Nos explica que eso del perfeccionismo se debe a que durante toda su vida trabajó haciendo aseo y tenía que fijarse en cada detalle.