Ella tiene 78 años y durante 28 trabajó como secretaria en el colegio de arquitectos, hasta que en 2020 la despidieron. Dice que prescindieron de ella por ser la mayor y que lo entiende, porque encuentra justo que le den lugar a la gente joven. No obstante, vivió el proceso con mucha tristeza pues estaba muy acostumbrada a trabajar.
Geisha habla con mucho cariño de las dos perritas que la acompañan. Nos cuenta que a la última la adoptó porque un conocido la encontró atada a un árbol con alambre de púas en su cuello y se la llevó para que la cuidara. Ahora son compañeras y salen todas las mañanas a caminar por el barrio.
Cada fin de semana hace reemplazos de conserjería en el edificio en el que vive, dice que la paga no es tan buena pero al menos le sirve porque le permite tener un ingreso, “no llueve, pero gotea”. Según ella, mantenerse laboralmente activa la ayuda ejercitar la memoria.
Es viuda y tiene dos hijos grandes que ya son profesionales, fue uno de ellos quien compró el departamento donde ahora vive con su nieto de 34 años. Dice no ser muy sociable pero que recientemente se anotó para ser tesorera en la junta de vecinos y quiere ver cómo resulta la experiencia.