Alamiro tiene 76 años y nos cruzamos con él mientras paseaba a su perrita Macarena en la Plaza Brasil. Es originario de Puerto Montt y nos cuenta que con su familia se vinieron a Santiago en el año 1960, posterior al terremoto de Valdivia en el que perdieron su casa y la gran mayoría de sus pertenencias.
Tenía 13 años y ese día había arrendado un pequeño bote de madera con un amigo para ir a ver un barco que se estaba construyendo en una isla cerca de Angelmó. Estaban debajo del barco, cuando de repente los palos que lo sostienen comenzaron a sonar y todo alrededor empezó a temblar. Corrieron de vuelta al botecito, se subieron y lo llevaron mar adentro.
Hay un lapso de tiempo en que no recuerda mucho, pero sí recuerda que entre las olas que eran como montes de agua, veía como se destruía la Plaza de Armas de la ciudad. Después de un largo tiempo, un barco de la armada los encontró y los llevó al puerto. Apenas tocó el suelo se fue corriendo a su casa, donde por suerte su familia se encontraba bien, aunque su casa quedó completamente destruida.
Esa experiencia le cambió la vida porque le dio el sentido de ayudar, y desde entonces siempre ayuda a las demás personas cuando puede, sin esperar nada a cambio. Alamiro se describe a sí mismo como una persona relajada y despejada: “le agradezco a la vida que me ha dado a ver las cosas, y si me voy, me voy muy tranquilo”.