Si bien no existe mucha información sociodemográfica oficial sobre el pueblo afrodescendiente chileno, el año 2014 se realizó una Primera Encuesta de Caracterización de la Población Afrodescendiente de la Región de Arica y Parinacota (INE, 2014), lo que se señala como uno de los logros obtenidos por las organizaciones que han trabajado por el reconocimiento de este pueblo. Según esta encuesta, la población afrodescendiente estimada para esta región – donde se concentra la mayoría de este grupo- es de 8.415 personas de un total de 179.172 de población estimada en base al CENSO 2002.
Según el Archivo Nacional de Chile (2021), las primeras personas africanas llegaron a la zona norte del país a mediados del siglo XVI, y fueron traídas como esclavas para trabajar en los astilleros. Si bien el proceso de trata esclavista se extendió en Chile entre los años 1536 y 1823, esto ha sido negado a lo largo de la historia, por lo que las personas descendientes de la población africana esclavizada han sido sumamente invisibilizadas. Sin embargo, a inicios del 2000, en la zona norte del país tomaron protagonismo las demandas por el reconocimiento del pueblo afrodescendiente chileno, y la lucha contra esta discriminación y exclusión (Archivo Nacional de Chile, 2021).En este proceso de reconocimiento y promoción del pueblo tribal afrodescendiente, que aún continúa, ha sido clave el activismo político alimentado por organizaciones como ONG Oro Negro, ONG Lumbanga, Agrupación cultural Lumbanga, Colectiva Luanda y la agrupación cultural comparsa Arica Negro. Así también , las organizaciones que trabajan por la reivindicación cultural, como el Club de Adulto Mayor Julia Corvacho (reconocido el 2011 como Tesoro Humano Vivo), la Sociedad de Morenos Hijos de Azapa, la Cruz de Mayo de la Familia Baluarte y la Sociedad de Baile Morenos de Pasos (Archivo Nacional de Chile, 2021).
El pueblo tribal afrodescendiente chileno ha alcanzado objetivos políticos y culturales fundamentales, logrando su reconocimiento constitucional el año 2019:
“Luego de la obtención del reconocimiento como pueblo tribal afrodescendiente chileno, en abril de 2019, mediante la Ley 21.151, que obliga al Estado al respeto, difusión y promoción de su cultura, mediante acciones políticas (consulta explícita en materias que los afectan, e inclusión en el censo) y educativas (incorporación al currículum escolar), la ONG Oro Negro solicita al Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP), la formación del archivo digital del pueblo tribal afrodescendiente” (Archivo nacional de Chile, 2021)Las personas mayores han jugado un papel central en el activismo tribal afrodescendiente. El trabajo realizado por parte de este conjunto intergeneracional de militantes se enfoca tanto en la recopilación archivística de las actividades y declaraciones del pueblo (Archivo Nacional de Chile, 2021), como en la activa participación cultural para valorar los vínculos con los antepasados y desvelar las raíces afro (Colectivo Lumbanga, s.f). Similares prácticas archivísticas y culturales nutren la memoria colectiva de este pueblo.
Cabe señalar que la lucha del pueblo tribal afrodescendiente para obtener su pleno reconocimiento cultural responde al hecho que las personas afrodescendientes se han enfrentado a un imaginario nacional discriminatorio de la “raza”, que valora más los estereotipos y cuerpos asociados a lo “blanco” por sobre lo “negro”. Esto sucede desde las bases coloniales de Chile, pues estos imaginarios se reprodujeron a partir de la esclavitud del pueblo afrodescendiente, cuya caracterización histórica es generalmente reduccionista y poco realista (Madrid, 2016).
Actualmente las personas afrodescendientes experimentan aún estereotipos discriminatorios los cuales hicieron posible su ocultamiento de la trayectoria histórica dominante de Chile, señalándolos como un grupo social que no pareciese pertenecer a nuestro espacio sociocultural (Tijoux, 2014). Esta situación deja expuesta la deuda histórica y social hacia el pueblo afrodescendiente.