Soledad tiene un puesto de libros en la calle San Diego, en el microcentro de Santiago. Nos cuenta que fue comerciante durante toda su vida y todo lo que sabe lo aprendió ahí mismo. Se inició en el rubro de niña y fue en ese momento que se ubicó en el pasaje donde se mantuvo toda su vida.
Cuando Soledad reflexiona sobre la forma en la que la sociedad trata a las personas de la tercera edad concluye que actualmente no existe el mismo respeto que había antes y se vive mucha desconsideración de parte de las personas: “Parece que hay gente que no sabe que también va a envejecer”.
En su tiempo libre lee, duerme y escucha música. Dice que son actividades que la llevan a una tranquilidad tanto espiritual como emocional. Los libros que más le gustan son los de autoayuda porque le permiten aprender cosas y después aplicarlas.
Su vida ha sido muy buena y está muy conforme con la forma en la que transita su vejez porque para ella es una etapa linda. De todas maneras, Soledad no se siente una mujer de la tercera edad, porque aún tiene mucha vitalidad y se considera una persona joven y capaz. Además, planea seguir trabajando mientras tenga la fuerza, pues disfruta mucho de lo que hace y está llena de proyectos.