Catrina, la profe amada

Saliendo de su casa nos encontramos a Catrina, su mirada es dulce y paciente. Cuando le explicamos de qué se trataba el proyecto, empezó a contarnos algo de su historia. Estudió en la Universidad Católica y ejerció como profesora de lenguaje en un colegio vulnerable de Maipú durante 20 años. Se separó luego de 25 años de casada.

Catrina sufrió un accidente que fracturó su rótula, por lo que se mudó más cerca de sus hijos para recibir apoyo en caso de ser necesario. Lo que más le ha costado es no trabajar pues, según sus palabras, esta situación de inactividad la enfrentó con un día a día sin propósitos muy claros, lo que ha significado un desafío y un redescubrimiento.

Nos cuenta que durante la pandemia tuvo la oportunidad de volver a ejercer, pero de manera virtual, por lo que debió aprender a utilizar la tecnología requerida para dar sus clases. Fueron sus alumnos y alumnas quienes la ayudaron para que se adapte al cambio. Ella sonríe al recordar cierto día en que, en plena calle, un hombre corrió a abrazarla feliz tras haberla reconocido como la profe amada de su infancia, “le decían el Tomate”.

Catrina nos dice que disfruta su cotidianeidad ya que lee mucho y realiza otras actividades que también le generan mucho placer, como bordar y salir a caminar. “Si volviera a nacer sería profesora de colegio vulnerable otra vez.”

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